Bloody Forest, where Deimos lurks in silence. Breath held in the crimson silence

Bloody Forest, where Deimos lurks in silence

Bloody Forest, where Deimos lurks in silence - Acrylic on canvas - 140x120 cm. ©2025 Txema Muñoz
Bloody Forest, where Deimos lurks in silence – Acrylic on canvas – 140×120 cm. ©2025 Txema Muñoz

Bosque ensangrentado, donde Deimos acecha en silencio

Aliento contenido en el silencio carmesí

En Bosque ensangrentado, donde Deimos acecha en silencio, la verticalidad arbórea se dibuja como una silueta que interrumpe un cielo líquido, de tonos amarillos y rosáceos, que se desliza en forma de gotas casi etéreas. Esa calma de la parte superior se ve rasgada por la irrupción de un bosque que sangra pintura: una masa rojiza, intensa, visceral. La parte inferior estalla en una coreografía de color y goteo, como si la energía vital de la obra no pudiera contenerse más. La presencia de Deimos —símbolo del terror latente— se percibe no como figura, sino como atmósfera: silenciosa, contenida, expectante.

La pieza forma parte de la serie ARTborizations, donde lo orgánico no se representa: se encarna, se desborda y se impone. En esta obra, el uso del acrílico permite una interacción directa entre gesto e intuición: el trazo fluido, las capas translúcidas y el goteo no solo son recursos técnicos, sino manifestaciones de un estado emocional y físico en diálogo con la materia. La superficie del lienzo, tensada entre control y accidente, se convierte en campo de resonancia para una naturaleza interior que se derrama, sangra y calla.

Txema Muñoz 2025


In Bloody Forest, where Deimos lurks in silence, arboreal verticality emerges as a silhouette interrupting a liquid sky of yellow and pinkish tones, dripping in almost ethereal traces. That upper calm is torn open by the irruption of a forest that bleeds paint—a reddish, intense, visceral mass. The lower part explodes into a choreography of color and drops, as if the vital energy of the piece could no longer be contained. Deimos—symbol of latent terror—is not portrayed as a figure, but as atmosphere: silent, restrained, expectant.

This work is part of the ARTborizations series, where the organic is not represented—it is embodied, it overflows, and it asserts itself. Here, the use of acrylic allows for a direct interaction between gesture and intuition: the fluid strokes, translucent layers, and dripping are not just technical resources, but manifestations of an emotional and physical state in dialogue with matter. The canvas surface—suspended between control and accident—becomes a resonance field for an inner nature that spills, bleeds, and remains silent.


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